Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1618
Legislatura: 1894-1895 (Cortes de 1893 a 1895)
Sesión: 21 de mayo de 1895
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 125, 3804-3806
Tema: Postura de los partidos ante las elecciones municipales celebradas en Madrid

El Sr. SAGASTA (D. Práxedes Mateo) : Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. SAGASTA (D. Práxedes Mateo) : Siento no haberme explicado con toda la claridad necesaria, lo que indudablemente ha sucedido cuando no me ha comprendido el Sr. Azcárate . No he fijado plazo ninguno respecto a la actitud del partido liberal para con el Gobierno, sino el necesario para la aprobación de los presupuestos; de manera que S. S. No me ha comprendido bien, o, mejor dicho, no me he explicado bien, cuando S. S. Comprendió que yo aplazaba censurar al Gobierno hasta una fecha determinada. No he pensado en eso; me he reservado el derecho de juzgar los actos del Gobierno que sean dignos de censura, aún dentro de esta situación en que nos encontramos, porque no hemos de aplaudir los actos del Gobierno conservador que sean censurables; eso no sería digno de nosotros; pero, llevar las cosas a cierto extremo, procurar, como cree S. S., hasta la desaparición del Gobierno del banco azul, a eso no hemos de llegar. Yo pongo un plazo, que es la aprobación de los presupuestos, pero nada más. Ahora dice el se-[3804] ñor. Azcárate : "¿Pero qué hace el partido liberal? Se limita a censurar los actos del Gobierno ; ha dicho por boca de su jefe lo mismo que hemos oído a los demás; ha censurado las elecciones municipales, como las hemos censurado todos."

Pero, ¿por qué no pasar adelante? ¿Y qué es pasar adelante, Sr. Azcárate? (EI Sr. Azcárate: Provocar una votación.) ¡Pero qué significa la votación en una Cámara que desde luego es hostil al Gobierno? Claro está que había de ser contraria tratándose de una mayoría liberal y de un Gobierno conservador. (EI Sr. Azcárate pronuncia palabras que no se oyen.) Es que si el Gobierno obrara bien, no habría necesidad de censuras ni de votos.

Después de todo, Sres. Diputados, ¿es que el Gobierno está en ese banco por la eficacia o por la fuerza de la mayoría? No, ciertamente, porque entonces no estaría sentado en ese banco. Está por otras consideraciones y prerrogativas que nosotros somos los primeros en respetar y que SS. SS. han de respetar también. Pues si el Gobierno no está ahí ni por la fuerza ni por la eficacia de la mayoría, ¿de qué serviría una votación, si se sabe, después de todo, que la votación ha de ser contraria al Gobierno? ¡Valiente hazaña derrotar en una votación a un Gobierno que está en minoría!

Nuestro compromiso, como dije antes, llega hasta legalizar los presupuestos; y ese compromiso lo cumplirá el partido liberal, cueste lo que cueste, hasta el punto de que yo puedo declarar aquí, en nombre de mi partido, que, por él, el 1.º de Julio estarán votados los presupuestos.

Claro está que he podido hacer esta declaración en nombre de mi partido, y he debido hacerla en nombre de las minorías, por las mismas manifestaciones que ha hecho antes el Sr. Azcárate y por las muchas que ha hecho el Sr. Salmerón. Los que se proponen discutir y discuten, hacen bien discutiendo; pero no quiero que llegue el caso de poner al país en una situación de fuerza y de violencia que no sabemos dónde y cómo acabaría.

Ese es, pues, mi compromiso ; pero fuera de eso, y manteniendo el derecho de censurar al Gobierno en lo que yo crea censurable, ¿a qué votar, si es sabido el resultado de la votación? No sé los ministeriales que habrá ahí; pero todos los demás votarían en contra del Gobierno. Demos, pues, por hecha la votación; pero ¿a qué hemos de perder el tiempo? Todo lo demás, puesto que la mayoría no tiene fuerza ni eficacia para mantener al Gobierno en el poder, como no la ha tenido para evitar que venga, es de todo punto inútil. Basta con la protesta, con la defensa del derecho ultrajado, y con la condenación de los atropellos cometidos; pero lo demás, ¿para qué? En ultimo resultado, ¿qué se podrá conseguir? ¿Que en apariencia (porque en realidad ya se sabe que la mayoría es contraria al Gobierno), quede el Gobierno desairado y al parecer sin la autoridad necesaria para gobernar? Pues eso no conviene al Gobierno de la Nación en ninguna circunstancia, pero mucho menos en las circunstancias actuales.

Por eso suplico a los Sres. Diputados que, después de haber hecho la protesta y después de haber encontrado ayuda para combatir, evitemos una votación que no tendría eficacia alguna.

El Sr. AZCÁRATE: Pido la palabra para rectificar.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. SAGASTA (D. Práxedes Mateo): Pido la palabra para rectificar.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. SAGASTA (D. Práxedes Mateo) : En lo que S. S. ha dicho está la explicación de la diferencia de conducta que hay entre S. S. Y nosotros; SS. SS. Buscan un efecto que a nosotros no nos conviene, dada la situación actual del Gobierno. Lo mismo les da a SS. SS. El Gobierno liberal que el Gobierno conservador, que todo Gobierno monárquico; no les importa que quede bien; lo que les importa es que quede mal.

Por lo demás, yo no tengo miedo a ocupar el poder, cuando venga en condiciones razonables, cuando sea lógico que el partido liberal lo ocupe; al contrario, tengo valor para arrostrar todas las dificultades del poder.

Tampoco tengo miedo a que me vaya a sustituir [3805] un correligionario, pues si alguna vez me sustituyera, sería porque hubiera conveniencia en la sustitución. ¿Qué tiene esto que ver con la proposición ni con la votación? Si después de todo la votación ya está hecha; ¿quiere S. S. que se la diga? Yo se la daría al Sr. Presidente para que los Secretarios fueran poniendo nombres.

No hay, pues, necesidad ninguna de ella; yo, francamente, no le doy gran importancia a esta votación; porque si fuera Gobierno y me hallara en la situación en que este Gobierno se encuentra, al fin de legalizar la situación económica, lo sacrificaría todo; porque de una mayoría adversaria, ¿cómo había yo de esperar una solución favorable? Y aunque la mayoría votara desfavorablemente, persistiría en el cumplimiento de mi deber.

Pues si eso es natural, ¿para qué quiere S. S . que nos incomodemos en una votación, cuando, después de todo, nos es de antemano conocida? (El Sr. Azcárate pronuncia algunas palabras que no se perciben.) Los republicanos tienen ya bastante, una vez que han alcanzado la suerte, que no siempre tienen, de haber contado con nuestro apoyo y con nuestra protesta para censurar los actos del Gobierno.



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